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viernes, 15 de julio de 2016

¿Qué quiero ser cuando sea Grande...?

Mary Rivadulla
McDreamy Promotions



Es una pregunta común en cualquier etapa de desarrollo del ser humano, desde que comienza a entender los roles sociales en su temprana infancia, y quizás de forma más seria en los finales de la adolescencia, enfocada de diferente manera –porque ya son “grandes”– durante los dos años finales de “la High”.

Y me pregunto yo, que no me he despojado de esa infantil costumbre –algunas veces molestosa para otros– de quererlo aprender todo y saber de todo: ¿por qué en Puerto Rico no estamos haciendo lo mismo, si el individuo es la  unidad menor en la especie, pero al mismo tiempo es parte de la familia, que es la unidad menor en una sociedad que se compone, a no dudar, de la unión de muchas familias?
Entonces, ¿por qué en Puerto Rico todos los días y a toda hora no nos estamos preguntando… ¿qué quiero ser cuando sea grande?

Para responder esta pregunta no hace falta aducir razones de corte político específicamente (o sí, por qué no, y entonces una de las respuestas sería quizás “Ser menos políticos”).
Estamos parados en un punto casi muerto y no salimos de él; y aunque definitivamente hay mucha gente valiosa e inteligente haciendo lo que entienden es mejor, a su nivel, en su micromundo, lo cierto es que no tenemos un plan macro como país.

¿Por qué?

Porque nuestras mejores mentes se han enfocado en la crítica acerva a todo lo que nos rodea y los únicos “planes de desarrollo” se encuentran casi ocultos en las plataformas políticas de cada partido, enmascarados con slogans de campaña y con promesas que luego “no pueden cumplirse porque esto está peor de lo que pensábamos” o “todo es culpa del gobierno anterior”, para citar frases que ya han acuñado todos como la gran justificación para usar el ya nada gracioso “ay bendito”.

Acostumbro a tomar el pulso a lo que me rodea día a día, porque siento que es parte de mi compromiso con la sociedad y conmigo misma. Por tanto, me confieso fanática de la radio que es el medio de difusión más amplio y que me otorga más libertad de pensamiento y más información para llegar a mis propias conclusiones, para adoptar mis propios criterios.

A través de la radio descubro muchas mentes inteligentes, de pueblo y también profesionales en todas las áreas, comerciantes, ejecutivos, empresarios excelentes, exitosos –pese a las circunstancias en que vivimos– de mentes brillantes, que han debido hacer PLANES DE NEGOCIO  y que sin embargo esas mismas mentes preclaras no han sabido unirse para crear un PLAN DE NEGOCIO PARA PUERTO RICO, trazando para el país una ruta que nos permita andar en un menos incierto presente con miras a un más sólido futuro, de la misma manera conque trazamos nuestros propios PLANES DE NEGOCIO para someter a los bancos, esperando que no ayuden a realizarlos.

Nos hemos quedado en el capítulo del “Llantén”, pidiendo soluciones divinas sin pretender dar nada a cambio. Y el “dar a cambio” no se debe leer literalmente. No es necesariamente “darle nada al otro” sino darnos a nosotros mismos. Nos vamos por la vía del llantén por todo: el mal servicio, la pérdida de las 936 y otras nueve más, los huecos en las calles, la emigración, la falta de empleos, el aumento o la disminución del salario mínimo –según sea el interés del que hable–, la pérdida de empleos, Uber (para mencionar el tema del día) o las peleítas de gato entre los políticos del patio (entiéndase tal y cual, por lo chiquito del sitio y la falta de dignidad y seriedad en las mismas).

Y la mejor forma de escapar a nuestra realidad –ejercicio que si sirviera para bajar de peso nos tendría a todos in shape– es echarle la culpa a los gobiernos de turno, a los norteamericanos y hasta a la pobre madre de los tomates, que es quien recibe en muchas ocasiones toda la carga de nuestras frustraciones, junto a otras madres entre ellas las de nuestros políticos. No nos asombre si en cualquier momento ellas se deciden a hacer un sindicato para elevar peticiones al Congreso –quizás podrían crean un grupo Think Tank para organizar cómo llevar el presupuesto del país. En definitiva, muchas de ellas son profesionales, empresarias, banqueras. Es bueno recordar que generalmente sobre nosotras recae la responsabilidad de manejar el presupuesto del hogar…

¡Es igualito!

NECESITAMOS URGENTE UN PLAN DE NEGOCIO PARA PUERTO RICO.

No porque nos interese ser estado, o ser nación independiente, o ser lo que sea aceptable en el plano de identidad jurídico-internacional, sino porque sencillamente nos debe poder interesar, como sociedad subir el escalón básico de la supervivencia, mejorar nuestra calidad de vida, dejar atrás las frustraciones, involucrarnos todos en este proceso, sentirnos parte de él, hacerle conciencia a nuestros niños, comenzar a tomarle el gusto a la palabra orgullo, recibir una sonrisa cuando damos un buen servicio y cuando ofrecemos mejores productos. No me malinterpreten… no tiene nada que ver con razones ideológicas de ningún tipo. Tiene que ver con el mapa interno de cada quien, con reprogramar nuestras conductas y empezar a ser seres sociales con respeto hacia nosotros mismos y hacia nuestros pares. Todo esto suena a palabras bonitas que cualquiera puede escribir como sueños relacionados a un mundo ideal. No existe tal cosa como el "mundo ideal", el "país ideal", la "solución ideal". Pero sí existen el esfuerzo individual y colectivo que hacen que las sociedades maduren y cada día trabajen en su mejoramiento. No vamos a lograr nada si no se hace EL BENDITO PLAN DE NEGOCIO PARA PUERTO RICO.

Necesitamos identificar fuentes de desarrollo, áreas a explorar, análisis de lo que han hecho otros países, investigaciones de mercado a nivel internacional, buscar “necesidades” a cubrir en la región y en el mundo para ofertar bienes o servicios con el fin de cubrirlas, de hacer crecer nuestra economía…

NECESITAMOS URGENTE UN PLAN DE NEGOCIO PARA PUERTO RICO.

Necesitamos que nuestros economistas se unan para crear uno.
Necesitamos que nuestros empresarios se despojen de sus inclinaciones políticas y sencillamente miren esto como un negocio a punto de quiebra (estoy siendo optimista). Y se unan a los economistas, a los banqueros…

Prometo darles la medalla de mi admiración y respeto por todo lo que me reste de vida, nada más que por hacer el esfuerzo; quizás no valga mucho (me refiero a la medalla), pero créanme si les digo que no se la doy a cualquiera.

Demuestren iniciativa social.

No esperen por favor que algún político en cualquier rama del poder designe un comité para un plan económico “de rescate”, se asigne un departamento sombrilla y se repartan nuestros dineros –si es que quedan– para cubrir a todos los empleos que se crearían a fin de atender las "necesidades" de ese comité: salarios para los miembros (alrededor de $120 mil al año, para ser discretos), asistentes ejecutivas a $5,000 mensuales; mensajeros, asesores internos y externos, firma de abogados para garantizar que todo está en “ley y orden”, contables, ya que los contables del comité no se cuentan y por supuesto los infaltables lobbiest o cabilderos para accesar los círculos de poder. Entonces, luego de uno o dos años discutiendo temas tan importantes como la necesidad de eliminar las cucarachas o las gallinas de palo, no aparece el Plan, y sí un pliego de peticiones de dinero al gobierno federal junto con la consabida queja porque ya no existe la 936, en vez de autocriticarnos por no haber hecho nada mientras duraron esos y otros beneficios, que no tenían más objetivo que darnos aire para que comenzáramos a caminar con nuestros propios pies, y creciéramos.

Nos quejamos del exceso de beneficios a las clases consideradas “más necesitadas”.
Decimos que las hemos convertido en dependientes de esos beneficios (debieran estar concentrados en mayor volumen en los ancianos, incapacitados y enfermos, que sería lo correcto y más justo); y no exigimos de ellos, de los jóvenes, de las madres solteras, que se esfuercen  por sí mismos, para ir reduciendo esas ayudas que no debieran tener (y me copio, editando) más objetivo que darles aire para que comiencen a caminar con sus propios pies, y crezcan individualmente.

Me pregunto ¿nos hemos mirado en el espejo como país?

¿Acaso no es esa nuestra actitud de cada día?

NECESITAMOS URGENTE UN PLAN DE NEGOCIO PARA PUERTO RICO.

Desde los inicios de la civilización, cuando los hombres primitivos empezaron a ser más de dos (digamos que un Adán y una Eva por mencionar nombres), y se agruparon en tribus, los problemas de “fuerza mayor”, situaciones de peligro, resolver la comida, limpiar la choza, etc., han sido la constante. Y hemos llegado a estas alturas del desarrollo de la civilización no precisamente por habernos parado en las ventanas mirando hacia arriba, y esperando que las soluciones bajen mágicamente hasta de otros planetas, o a impulsos de nuestras todas respetables creencias y religiones. Cualesquiera que éstas sean, estoy segura que lo que se espera de nosotros –y lo que nosotros mismos debemos esperar de cada uno– tiene mucho que ver con la famosa frase “A Dios rogando y con el mazo dando”.

San Juan, PR, 15 de julio de 2016