LLAMADO AL ESFUERZO PARA RESCATAR LA ESPERANZA

LLAMADO AL ESFUERZO PARA RESCATAR LA ESPERANZA

Comienza el 2014.
El panorama es preocupante en sentido general, si analizamos los pronósticos de economistas y analistas políticos en Puerto Rico, que ponen al país camino de una quiebra segura, aumento en el índice de desempleo y la criminalidad, y mayor cantidad de familias emigrando.

Vivir de espaldas a nuestra realidad –que es definitivamente el marcado y continuo deterioro de la calidad de vida en los últimos años– es irresponsable y absurdo. De igual manera lo sería entonces si nos regodeamos en la desesperanza y nos arropamos con los negros augurios, porque limitaría enormemente la capacidad creativa y el espíritu de superación, factores imprescindibles para salir de la crisis.

Creemos que huir del panorama tampoco es la solución, pese a que respetamos el derecho de cada quien a luchar por conseguir mejores condiciones de vida allá donde se entienda que están, buscando mejores salarios, mayor reconocimiento profesional, calidad en educación, más amplios planes de salud, etc. Pero debemos entender, sin caer en dramatismos innecesarios, que un país que se queda sin talentos profesionales, sin el importante papel de la mujer en la sociedad, sin mano de obra más o menos calificada, sin niños, es un país que se muere de viejo en total abandono, con menos recursos cada vez, reducción en el movimiento económico, más necesidades insatisfechas. Eso sin contar el desmembramiento de las familias.

Nosotros –grandes, medianos y pequeños empresarios– tenemos una inmensa responsabilidad no sólo con nosotros mismos, sino con nuestros negocios –de los que dependen otros y sus relacionados–, con nuestras familias y con Puerto Rico, que definitivamente merece un mejor presente y futuro.

Nos corresponde aunar esfuerzos, ayudarnos unos a otros, buscar medidas paliativas y de colaboración entre nosotros mismos para que podamos seguir operando. Tenemos que ser creativos, esforzarnos más, exigirnos a nosotros mismos el ejercicio de una cultura de trabajo, servicio y dedicación. Nos corresponde compartir experiencias con empleados, colegas e incluso competidores, creando alianzas en proyectos, buscando soluciones a los problemas comunes. Mejorando los micromundos que nos rodean expandimos esas mejoras y eso hace que la sociedad se dinamice, aprenda, crezca y madure.

Indudablemente estamos recibiendo el resultado de años de mala administración gubernamental –indistintamente de partidos políticos.

Una sociedad con conocimiento, madurez y espíritu de superación, tendrá capacidad para escoger mejor a sus gobernantes, exigiéndoles que hagan bien lo que de ellos se espera, creando recursos legales para hacerles cumplir las responsabilidades inherentes a sus cargos o en su defecto para que paguen de alguna manera razonable y justa, la deuda que contraen con su pueblo cuando se demuestra que lo han hecho mal.

Una sociedad que madura debe ser proactiva; empieza a sentir y actuar con conciencia colectiva, con valores y acciones de carácter cívico y ético, sin importar el color de la ideología que se defienda.

Debemos hacer y buscar más que sobrevivir en el día a día. Porque si nos quedamos en una esquina del ring o sencillamente aguantamos round tras round los golpes, cubriéndonos para que nos duelan menos y rezando porque suene la campana “salvadora”, el país se hunde y nosotros con él.

McDreamy Promotions deja constancia aquí de su compromiso con cada uno de ustedes, clientes, suplidores y relacionados en general, de buscar mejores y más ágiles formas de hacer negocio, de alimentar la creatividad y seguir trabajando incansablemente la excelencia en el servicio; de no escatimar tiempo en la búsqueda del mejor y más apropiado producto al precio más razonable para cubrir adecuadamente sus necesidades de promocionarse. O sea, de llevar a la práctica lo que pedimos a todos ustedes que hagan, con la mayor sinceridad y sentido de compromiso.

Tenemos inteligencia, capacidad y conciencia de lo que está pasando. Sumemos a esto un esfuerzo necesario y superlativo, cada uno y entre nosotros mismos, para poder rescatar la esperanza.

Es imperativo que así sea por nuestro propio bien y el de esta querida isla donde vivimos.